LA MALBEC

Es la cepa emblemática de Argentina. Aunque la uva Malbec es originaria del sudoeste de Francia, es en los ricos valles de Mendoza, sobre todo en las regiones de Luján de Cuyo y Maipú, donde se ha logrado una excelente adaptación al clima y al suelo argentino, y donde se han conseguido vinos de una factura excepcional.
Como para darles en la yema del gusto a los argentinos, debemos reconocer que allí se producen los mejores ejemplares del mundo de esta cepa, de allí han salido vinos ligeros con frescos aromas y tintos de gran cuerpo con gran capacidad de guarda.
Los vinos hechos con esta uva, una vez servido en la copa y a la temperatura adecuada, son de un intenso color guinda, bastante oscuro pero igualmente brillante.
En nariz, el vino Malbec se pueden encontrar sabores a la ciruela, mermelada de ciruela, guinda, chocolate, trufa, frutas secas y vainilla, dependiendo su intensidad del tiempo en que se haya mantenido en barricas de roble. Para los expertos enólogos, la uva Malbec tiene tres aromas primarios, la frambuesa, violeta y el ámbar.
En boca, este vino es bastante cálido, suave y con taninos dulces que lo hacen agradable al beberlo. Sin duda, un gran vino que enorgullece a los productores argentinos que lograron hacer de esta cepa, una de las mejores del mundo.
Si quiere maridarlo a la perfección, sírvalo con unas buenas carnes rojas no muy condimentadas o con pastas en salsa de tomate. También va muy bien con quesos duros, como el cheddar, suizo, parmesano, provolone o romano. Hagan la prueba y disfrútenlo. (Omar Z.V.)