sábado, julio 16, 2005


LOS PRIMEROS VINOS

Siempre me he preguntado cómo es que nace el vino, es decir, cómo es que se llega al complicado proceso de cultivo de la vid, la técnica para extraer los jugos y luego la fermentación. Y revisando la historia encontré que hay varias coincidencias en la investigación de los expertos en la materia.
De hecho hay pinturas y dibujos egipcios y fenicios que muestran con sorprendente detalle, las primeras vendimias, el rudimentario pisado de las uvas y el “embodegamiento” del vino; y en efecto, allí se ven hombres pisando la uvas agarrados de una cuerda para no resbalar, además en otros frescos que están en la tumba del sacerdote egipcio Menotheph, se ven representados unos esclavos prensando las uvas en un costal de yute y un par de ellos llenado las tinajas con el jugo recogido.
Por lo que se sabe, esos primeros vinos más o menos elaborados con cierta técnica fueron vinos rosados, puesto que con ese proceso tan elemental es imposible obtener otra cosa que no sea vino rosado, ya que no hay rastros que hubiera un proceso de maceración de los hollejos que sí requiere el vino tinto.
En aquellos tiempos el vino rosado era el único que se consumía e incluso era mezclado con agua para beberlo, como hacían los antiguos griegos; costumbre que aún se mantiene en algunos países de Europa, cuando se trata del “vino de casa”, como en el mismo Madrid, donde los restaurantes ponen como parte del menú una botella de vino con una botella de agua gasificada, a la que llaman “Casera”. La mezcla resulta agradable, aunque no supera la maravillosa sensación de sentir los aromas de un vino bien elaborado.

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